Según la historia, que se ha expuesto sucintamente, de esta raza, su fijación no es aún definitiva, sino que aún permanecen algunos problemas sin resolver, los más importantes de los cuales son los relativos a la altura y al andar. La talla actualmente establecida por el estándar -de 60 a 70 cm.- parece hoy bastante anacrónica, porque había sido fijada como la más adecuada para el entorno natural en el cual este perro había cazado durante siglos, es decir, las marismas y los pantanos. En lo relativo al otro problema que divide a los cinófilos italianos, el del andar, se halla en curso una viva polémica entre criadores que querrían eliminar el trote, que es el paso natural de este perro, para sustituirlo con una forma de correr más rápida, y aquellos que sostienen que el trote no sólo facilita una búsqueda más escrupulosa, sino que también le permite avanzar con la cabeza alta y, por tanto, en las condiciones más idóneas para mejor percibir el olor de la presa.